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Mostrando entradas de junio, 2025

Tayn

  Declaración de Tayn ante los Estatales sobre lo sucedido.   Siempre me he visto perseguido por las ideas de mi padre, apenas era yo un niño cuando murió en aquel intento de revolución para liberarnos de la opresión de la Pirámide. Eso sólo genera miedo en mí. No sé lo que es la libertad que tanto pregona en sus escritos, creo que no la necesito, no la quiero, ¿Cómo se puede desear algo que nunca has sentido? Mi padre era un idealista, de esos pocos que tuvieron acceso a los escritos de los antiguos sabios, libros muy antiguos de filósofos clásicos que nunca estudiamos en la escuela básica. Antes de morir me dejó una carta con todas sus ideas, me hacía prometerme a mí mismo que las buscaría, que las viviría, pero me veo incompetente ante ello.   Me he adaptado a vivir en el sistema de la Pirámide. Bien es cierto, que me gustaría estar en un piso o dos más arriba. Mi jefe tiene un precioso TVR, un coche de combustión tan antiguo como ese sólo está al alcance de ...

Lamiere

  Y ahí estaba Lamiere Triboli, observando el cuerpo desnudo y sin vida de la señorita Golan, la mujer que había sido su amante hasta ese mismo momento. El cuerpo aún caliente hipnotizaba a Lamiere, a pesar de yacer sin vida no perdía su atractivo original, comprendió que, al matarla, también había matado la versión de sí mismo que creía intocable. Esa escena le generaba una satisfacción al mismo tiempo que sentía asco, una contradicción que no terminaba de entender. Su pene erecto pero el escalofrío del horror convivían en su cuerpo al mismo tiempo. Matar e ra una sensación extraña. Matar condenaba ahora que debía abandonar todo aquello en lo que creía. Matar exigía que debía renunciar lo que había construido y que perseguía; implicaba salirse del sistema, de la Pirámide quizás para sobrevivir. Pero siempre había pensado que fuera de la Pirámide no había vida. Era lo que siempre le habían dicho en su familia, pero ¿y si ellos se equivocaban? Ahora, mientras cubría el cuerpo ...

Natalia

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  Los Metistas aún no lo sabían, pero Natalia iba a limpiar las huellas de Lamiere. Era una tarde lluviosa, el sonido de los tacones de plástico y las gotas de lluvia que se deslizaban por el suelo desplazaban y acompañaban el caminar, rítmico, constante, sin perder la coordinación en ningún momento. La mujer que los portaba transmitía seguridad, firmeza, ímpetu. Como si ello fuera una manera de luchar contra el reloj, contra la urgencia y el misterio de la tarea que estaba por realizar. El paraguas la protegía, una gabardina amarilla terminaba de recoger las pocas gotas rebeldes que, si lograban su cometido de acariciar a la mujer en su urgente caminar, no fueron más de doscientos metros lo que separaba el punto A de su caminar del punto B.   Todo era complicado para ella ahora, el caso se volvía más peliagudo esos hombres tenían la ventaja, iba en desventaja, pero no era la primera vez. Ya en el pasado había logrado meterse en las narices de los Metistas y salir impoluta...

Capítulo 7. Los Estatales.

 Vamos, responde, por dios. Coge el maldito teléfono… A estas horas deberías estar en casa. Ah, por fin. —¿Sushima? ¿En qué puedo ayudarle? —dijo una voz agitada. —Sushima soy yo. Ventour. Por fin respondes. —Ah, jefe… buenas tardes. Lo siento —respondió entrecortado. —Sí, sí, como siempre. No pasa nada. No sé para qué tienes el teléfono si no lo respondes nunca. Bueno, vamos al caso. —Cada frase la mascaba con fuerza mientras trituraba un chicle sin piedad. —Sí. —Acabo de leer la declaración de ese tal Tayn, el empleado de Lamiere —dijo con voz cansada, desgastada. —¿Qué ha conseguido, jefe? —Lamentablemente, el chico ha sido sincero. Digo “lamentablemente” porque no tenemos nada. Golán está muerta. Tayn no cumplió su parte. Lamiere intenta escapar del sistema. Creemos que con su TVR, el libro… y todas las pruebas. —Joder. —Lo sé. Claramente ese Lamiere no es idiota. Imagino que por algo tenía el puesto que ocupaba —dijo, golpeando con los dedos sobre la mesa mientras mi...